martes, 22 de mayo de 2007

Puntaje femenino

Bueno, la entrada anterior sólo tenía un sentido, preparar el verdadero análisis reflexivo del caso en cuestión: la existencia de los ocultos puntajes femeninos.
Las mujeres intentarán negarlo. Ellas no ponen números, no nos tratan como cosas; no para nada. Y tienen razón; para ellas no somos cosas, somos proveedores de cosas.
Y el puntaje de un hombre se da por su contexto.
Para empezar entonces, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que un hombre parte de entrada de un cero al que se le van sumando premios a su buena conducta, veamos:

item de movilidad:
tener un coche vale 1 punto automático; porque provee a la dama de comodidad. Por más que estemos ante un Corsa 3 puertas del ´98; que si bien no es lindo "tiene cuatro ruedas" lo cual toda señorita sabe apreciar.
ahora bien si el coche es un 206 de vidrios polarizados, techo corredizo, butacas de cuero y detalles cromados, la joven podrá utilizarlo como "arma" para darse corte ante sus amigas, y ostentar. Por esta razón nos valorará más como proveedores de esas hermosas llantas. Un auto canchero vale 2 puntos.

El segundo item, es el más importante, la casa:
alquilar en un barrio de morondanga, con las paredes que se nos caen a pedazos; vale 1 punto. Sí, señores, ellas se quejarán pero la seguridad de tener un techo donde caer muertas quita el resto.
si es un hermoso depto en Caballito, Barrio Norte, Belgrano u otra zona paqueta; serán 2 puntos, por el simple hecho de que la niña podrá invitar a sus amigas "a tomar el té" (refregarles en la cara que tiene su pisito) sin temor a que la humedad y el baño tapado la dejen mal parada.
Ahora se debe sumar 1 punto más si en vez de alquilar el sujeto es dueño del tugurio.

El último punto, el trabajo:
un puesto de diarero en Constitución, por más sacrificado que sea vale 1 punto -y gracias. Por lo menos es trabajador, se escuchará decir a la agraciada.
un puesto de empleado de oficina en una multinacional reconocida (es garompa tecnic en Microsoft!!!) dará para poder hablar con las chicas y salir bien en las comparaciones. 2 puntos
si el puesto es de jefe, gerente, director o mandamás, vale 1 punto extra.

Luego se suma todo elemento que aporte la ilusión de una buena categoría económica (ropa cara, celular, señales de que se tiene tiempo al pedo porque sobra la guita -como estar bronceado, jugar al tenis, etc); según la aritmética de:
1 punto por proveer de confort
1 punto por proveer de seguridad
1 punto por proveer de ostentación

En un caso hipotético, el caso A "laburante de Ituzaingó" en un delivery de rotisería, viviendo con sus viejos y en posesión de un fiat spazio con 180.000km; nos da 2 puntos (coche y trabajo). El típico especímen que para levantar debe aparentar lo que no es (alegando que vive con su hermano en un depto compartido; y que trabaja en una empresa gastronómica como empleado) para así sumar sus puntitos. Además de ponerse ropa carísima -para el sueldo que recibe, llevar el celular más mersa y las nike shot más patonas; en un vano intento de que la posible presa lo vea como un mega potentado. Las chiluzas de gran buenos aires, a veces tragan el verso y le dan al sujeto un 5 por su camisita y pelo con gel, su celular v3 y sus zapa modelo Ferrari Testarossa.

Caso B, el cheto capitalino -el sueño de la nena: vive en un departamento de Palermo Soho que le presta el tío de Miami; tiene su flamante VW Golf GTI con luces de colores, pedales de carrera y equipo Pioneer de 18 parlantes y 16 tweeters. ¿Trabajo? Es pasante de publicidad en la Agencia que le hizo el último comercial a MacDonald´s y ahora está trabajando con Pepsi.
Sumemos: 2 del depto, 2 del coche, 2 del trabajo. Nos da un 6 de base.
Al que le debemos agregar los accesorios: un celular sony ericsson o nokia con 2,1mp de cámara, MP3, Bluetooth, Wi-Fi, y más chiches de los que una chica puede querer o entender. La ropa es comprada en locales del Alto Palermo (jean Levis, remeras Ben Simon, alguna Tommy Hilfiger). Para agregar, en las conversaciones el sujeto Caso B no se olvidará de mencionar la última vez que salió en el yate de su tío que es gerente de una empresa de Miami y todas las cosas que le regalan cuando viene de sus viajes. Una dama hecha y derecha da a este "bombón" un 9; por más feo y repugnante que sea.

Tenemos entonces los extremos de cómo se construye un hombre a partir de la hormonalidad femenina. Un hombre no cotiza, ni tiene puntaje. Para la mirada de mujer, un gordo horrible y prepotente deja de serlo apenas se transforma en el gordito de la 4x4 que es el jefe de la empresa.
Y a la vez el rubio bien marcado por el gimnasio deja de calentarlas apenas se muestra que era changarín de bolsas en el puerto y vivía con una parva de hermanos pobres en una casilla de Dock Sud (qué lástima, dirán; tan lindo tipo y es un fracasado; sin planes de vida ni proyectos a futuro).
El puntaje femenino ha sido presentado entonces, el peligro es que se lo intente volver a ocultar con la excusa de que ellas "no le ponen puntos a los hombres". Repitamos: eso es cierto, no hay puntos para los hombres, sino que hay puntos para lo que proveemos los hombres... seguridad, confort y ostentación...

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